Cuando te miro

Cuando te miro, el tiempo se detiene. Te observo de frente, sin disimulo, sin pensar. Apenas pestañeo para no perderme ni un instante de ti. No pienso que seas la más guapa, pero aunque no lo seas, eres la única que me atrapa. Estoy embobado, perdido, y todo porque te veo a ti.

Te miro mientras todo lo demás se difumina. Contemplo tu figura, tus contornos. A veces veo una sonrisa y me pregunto cuál será la causa. Ojalá estés pensando en mí. No quiero interrumpir ese momento; quiero que dure eternamente, así que me quedo callado en una esquina. Tengo miedo de asustarte, de ser la razón por la que dejes de ser feliz.

A veces te miro y luces triste. Tienes la mirada perdida, cansada, un tanto melancólica, fija en la lejanía. Te veo hermosa, pero no puedo evitar acercarme y preguntarte qué te pasa. Intento animarte con algún chiste malo o distraerte con cualquier tontería. Si lo consigo, me siento feliz. Pero cuando agoto mis recursos y solo me queda la impotencia, te abrazo. Si tienes que llorar, quiero que sea conmigo. Maldito egoísta.

Te miro mientras lloras y pienso: «Ojalá nunca le haga sentir así.» Me quedo quieto, cubriéndote con mis brazos. Me siento mal, porque me reconforta ser tu refugio cuando estás triste. A veces, una lágrima resbala por tu mejilla y la dejo pasar. Reprimes un leve llanto, intentando hacerte la fuerte, pero otra lágrima se escapa de tus ojos vidriosos. La aparto suavemente con mi mano y te recito mi frase: «No es fácil, lo sé, pero tienes que ser fuerte y luchar por ti.» Te miro y comprendo que lo sabes, pero también entiendo que, por un momento, necesitas ser frágil. «Aunque es muy fácil decirlo», susurro, y te aprieto contra mí.

Otras veces te miro sonreír, y me siento lleno porque te estoy viendo junto a mí. Te veo tan cerca que casi ni puedo verte. Mis brazos te cubren y todo lo demás desaparece. Observo tu sonrisa. Miro cómo me miras, y veo que solo me ves a mí. Entonces soy feliz. Me pierdo con mis ojos en tus labios y recuerdo que no quiero ser la causa de tu mirada perdida, cansada, melancólica. Sé que, si lo hago, será mi culpa, así que decido quedarme aquí, sabiendo que no eres la más guapa, pero preguntándome por qué solo puedo mirarte a ti.

Publicar comentario